El uso de drones en la agricultura comienza a dar los primeros pasos, de la mano de empresas que ofrecen equipamiento, capacitación y servicios.
"La adopción de la tecnología es aún muy incipiente, aunque hay mucho interés por parte de productores y contratistas. Se trata de inversiones importantes que deben ser evaluadas desde el punto de vista de la relación costo-beneficio. Pero va a crecer mucho en escala", observa Franco Vizzio, coordinador de la división Agricultura de la empresa Runco, distribuidora de los drones de la marca Trimble.
El costo de esta tecnología es variada: desde los 20 mil pesos, para un multicóptero equipado con una cámara go-pro, hasta más de 50 mil dólares para aviones de ala fija con cámaras multiespectrales tetracam.
Innovación nacional
Si bien la mayor parte de la tecnología vinculada a los drones es importada, los desarrollos nacionales ganan espacio.
El modelo Explorer UAV fabricado por la empresa GYD es un ejemplo de fabricación argentina. También hay innovaciones en etapa embrionaria. Este es el caso del prototipo diseñado por Sergio y Nicolás Marinelli, conjuntamente con el equipo de Agricultura de Precisión del Inta.
Se trata de un helicóptero no tripulado adaptado para la aplicación de herbicidas. Lo que en sus comienzos fue una aeronave utilizada para actividades y competencias de aeromodelismo pasó a convertirse en un dron aplicador. Está equipado con una barra de tres picos y dos pequeños tanques de medio litro cada uno para contener el producto.
El objetivo es poder realizar aplicaciones específicas sobre la maleza, por medio del control a distancia. Por la baja autonomía que aportan sus baterías, sus diseñadores trabajan en un nuevo prototipo con motor a explosión.