Villa María. Las nuevas generaciones de maíces se perfilan para mejorar sus desempeños a partir de manejos más precisos, que requieren una lectura más fina del ambiente sobre el que se trabaja. El ajuste de la densidad resulta un factor fundamental cuando azota una crisis hídrica como la que sobrevino a partir del último diciembre.
Saber cuál es el híbrido apropiado para cada situación fue uno de los ejes de la jornada organizada por Monsanto para presentar sus más recientes variedades comerciales de maíces Dekalb y la última generación de semillas que pondrá en circulación masivamente a partir de la próxima campaña.
En la Estancia Cárcano, sobre el kilómetro 542 de la ruta nacional 9, productores y técnicos fueron invitados a visitar la Uedap (Unidad Experimental de Alta Producción). Se hicieron pruebas con dos tipos de híbridos. Uno de la vieja guardia, el DK 747, y otros de la nueva generación. Trabajaron con 50 mil, 70 mil, 90 mil y 110 mil plantas por hectárea. "Buscamos ajustar la mejor densidad para este año y con respecto al híbrido. Es laborioso, pero importante. Dos híbridos no se comportan igual en una misma densidad. En un año terrible como éste (un déficit hídrico de 150 milímetros), con 90 mil plantas los nuevos tienen buen comportamiento", explicó Pablo Daher, responsable técnico de la unidad experimental.
El mayor énfasis se puso en el ajuste a los ambientes. En el campo situado al sur de Villa María lo que se hizo fue sacar una foto cada 15 días durante cuatro años, a través de un satélite, con un índice verde. Le sumaron la carta de suelos, niveles de nitrato, más otros elementos que dan parámetros objetivos para definir el ambiente.
Según Daher, es algo que puede hacer el productor si se pone en manos de un técnico preparado que lo pueda orientar. "No es de un año para otro, lleva su tiempo, pero permite maximizar la producción y ahorrar plata. Quizá un sector del lote necesite 90 mil plantas y otro necesite 50 mil: se ahorra semilla. Tal vez los kilos de nitrógeno que necesite cada uno también sean diferentes, pero si no sabemos y le ponemos a todo igual, perdemos kilos y gastamos más plata", graficó.
Conocer los ambientes. Esteban Ardissone, responsable comercial de Dekalb para la región centro-norte de Córdoba, remarcó la recomendación de que el productor "conozca bien su ambiente y, en función de eso, poder comunicarle cuál es la densidad óptima y el material de mejor adaptación a su zona, la tecnología y fecha de siembra adecuada. Cruzando cada uno de estos pilares se obtiene el mejor rendimiento", dijo.
Un año como éste deja enseñanzas: conocer bien el lote, saber qué historia tiene, cuál es su fertilidad, para poder utilizar distintas tecnologías. "El control de malezas es básico para aprovechar cada milímetro de agua que queda. Estamos viendo que en años secos, el manejo de la densidad es una variable que se puede utilizar para obtener buenos rindes", señaló Ardissone.
Rendimientos. El rendimiento promedio general de este ensayo su ubicó en torno de los 60 quintales. Ardissone lo contrastó con 40 ó 45 quintales que promediaron en la zona. "Hay parcelas en los que se pueden obtener hasta 90 quintales bajándole una o dos plantas por metro. Las prácticas agronómicas también pueden afectar el rendimiento final y no todo depende del clima", advirtió.
A la hora de hablar de márgenes, el representante de Monsanto en la zona dijo que "es complicado hacer números" por la forma en que se maneja la comercialización en Argentina. "Trabajar en un mercado intervenido se sesga a utilizar herramientas cortoplacistas. Puede variar mucho el retorno final que se pueda tener. En la campaña pasada se podía hablar de un retorno de entre el 10 y el 20 por ciento", estimó.
El maíz es un cultivo muy noble, que permite seguir teniendo sustentabilidad y cuidar los suelos, además de mantener su rentabilidad, más allá de que el costo de inversión es alto con respecto a otros cultivos.
3 nuevos híbridos
En la Estancia Cárcano, Dekalb presentó tres nuevos híbridos que saldrán a la cancha en la próxima siembra.
DK 7010. Llega con 110 días de maduración relativa y se destaca en ambientes con rendimientos por arriba de los 60 quintales. Es el más prolífico, pero su tolerancia intermedia al tizón lo restringe para siembras tardías.
DK 7250. A partir de 90 quintales exhibe su mejor performance, con buena estabilidad. Es de espiga grande, buena caña, recomendado para el norte provincial en siembras tardías. Tolerancia intermedia al Mal de Río Cuarto.
DK 7210. Con un ciclo de 122 días, fue presentado como el "top" de la nueva generación. Se le atribuye excelente estabilidad en todos los ambientes, en siembras tempranas y tardías. Su versión MGRR2 estará disponible esta campaña, aunque acotado. Todos estos híbridos salen con VT Triple Pro, para protección aérea y subterránea, según se informó.