Desde que el candidato a presidente Mauricio Macri obtuvo un buen resultado electoral en las elecciones presidenciales, el maíz se situó en el centro de la agenda del ruralismo y siguen apareciendo noticias que lo mantienen como el eje principal de debate.
Un dato que se sumó en el marco de la Segunda Convención de Maíz de Córdoba es que, además de la eliminación de los Registro de Operaciones de Exportación (ROE) y de las retenciones que afectan al cereal que prometió Macri, una probable devaluación del tipo de cambio también beneficiaría a la cadena del maíz por encima de la soja.
Así lo expresó el investigador del Ieral de Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, quien sostuvo que permitiría achicar los costos de transporte de la materia prima y se ampliaría la rentabilidad esperada en relación con la soja.
Transporte más barato
“Una corrección cambiaria puede mejorar la competitividad, nivelando los costos de transporte”, indicó Garzón.
El economista hizo una comparación con Estados Unidos y Brasil, los otros dos principales productores mundiales de maíz. Un flete de 320 kilómetros por camión cuesta en esos países alrededor de 20 dólares por tonelada, mientras que en Argentina con el tipo de cambio oficial actual cuesta 37,6 dólares. Según Garzón, si hubiera una devaluación que llevara el dólar más cerca de la cotización blue, este último valor bajaría a 23 dólares, en línea con los otros países.
“Y esto beneficiaría más al maíz, debido a que el transporte pesa más en sus costos que en el caso de la soja, y más aún a medida que nos alejamos de los puertos”, mencionó.
Mayor rentabilidad
Garzón coincidió con la mayoría de los analistas que afirman que, hoy por hoy, el maíz se ha vuelto más atractivo que la soja a raíz de las expectativas de que, a futuro, sea favorecido por las políticas públicas.
Si bien el economista señaló que a nivel mundial “el mercado no está tensionado”, en el sentido de que no se esperan desequilibrios entre oferta y demanda por lo cual “no esperaría grandes movimientos de precios ni para arriba ni para abajo”; destacó que por el “efecto elecciones”, los precios locales se separaron del mercado internacional.
En concreto, mientras que el valor FOB se redujo tres por ciento, el FAS subió seis por ciento. Otro dato: a nivel mundial, la diferencia de precios a favor de la soja es de 2 a 1; en el mercado local, es de 1,5.
"La cotización local está reflejando un mercado sin cupos (ROEs) y con derechos de exportación del 10 por ciento. Es probable así que el maíz unos dólares más pueda subir si finalmente se cumple la promesa de retenciones cero", puntualizó Garzón, coincidiendo con la mirada recientemente planteada a Agrovoz por el director de Maizar, Martín Fraguío, que aseguró que el maíz aún puede subir 10 por ciento más. Por el contrario, el mercado no espera grandes cambios en la soja, observando una retención del 30 por ciento a mediano plazo.
En este contexto, una nueva devaluación del peso, aunque beneficiaría a todos los cultivos que se exportan, se sumaría al combo de factores que favorecerían más que todo al cereal. Según Garzón, con un dólar de 11,35 pesos, la rentabilidad esperada para maíz es del 39 por ciento y de soja, del 11 por ciento. Llevando el tipo de cambio a 14,50 pesos, se elevaría a 82,5 por ciento en maíz y 43,7 por ciento en la oleaginosa. Es decir, si bien la de soja subiría más, la brecha a favor del maíz seguiría siendo muy amplia.