E l pasado miércoles se conoció el informe mensual del Usda (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), y el mercado quedó sorprendido ante las nuevas proyecciones. Sucede que los mapas del Monitor de Sequía venían indicando un aumento de esa condición y un corrimiento hacia los estados al sur de las planicies, acariciando ya buena parte de Iowa y entrando en Illinois, dos de los principales estados productores de soja y de maíz.
En paralelo, los pronósticos actuales de lluvias y temperaturas a 8-14 días indican elevadas temperaturas y bajas precipitaciones. Otro dato, en el caso del maíz, es la condición de los cultivos; este año la condición muy buena a excelente es del 65 por ciento, contra el 76 por ciento a igual momento de la cosecha anterior.
Es decir, los cultivos han desmejorado de su condición muy buena a excelente, en un 11 por ciento con respecto a la cosecha pasada. Con todos estos datos, se suponía que el Usda debía bajar su estimado de producción de maíz americano, a lo sumo mantenerlo igual.
Pero la sorpresa fue que la aumentó en un valor no muy significativo, de 4,82 millones de toneladas, calculando ahora un volumen de 362 millones de toneladas versus 357,27 millones del mes anterior. Con respecto a la cosecha 2016/17, cuando se produjeron 384,78 millones de toneladas, la estimación actual sigue estando 27,5 millones por debajo.
Es decir, el aumento proyectado por el Usda tiene un impacto marginal sobre el balance de oferta y demanda de maíz americano, pero sí tiene impacto en las expectativas del mercado. Y en este sentido el Usda debe tener información y análisis histórico, sólido, para confirmar el aumento que difundió.
En cambio, en el caso de la soja, el ajuste efectuado puede considerarse simbólico, de apenas 140.000 toneladas, pasando de 115,8 a 115,94 millones de toneladas en Estados Unidos. A pesar de este ajuste poco significativo, el mercado reaccionó como si hubiera sido un aumento descomunal, cosa que, como vemos, no ha sido. Podemos inferir entonces que el mercado esperaba un fuerte ajuste en la producción hacia abajo, y con el solo aumento efectuado, por poco que fuera, comenzó entonces con una corrida bajista. A mi entender, el mercado se tomó un respiro, recibió una noticia bajista, la tomo, y ahora habrá que ver cómo sigue la tendencia.
Escenario local
En el plano local vemos que tanto la soja como el maíz han reaccionado con bajas. El maíz disponible cerraba el miércoles en niveles de 144 dólares, una fuerte baja del 3,4 por ciento, cuando había acariciado la semana previa los 150 dólares. En cambio, el maíz de la nueva cosecha cerraba con menores bajas, del 2,2 por ciento; la posición abril 2018 llegaba a 155 dólares. Por el pase financiero entre posiciones, 11 por ciento anual en dólares, conviene vender el maíz disponible en la posición futura abril 2018. Se asegura una tasa en dólares muy interesante y además se tendrá un dólar más alto para abril, pudiendo hoy cubrirse en el Rofex con el dólar futuro a 19,56 pesos para esa posición, dando un maíz disponible para ese momento de 3.030 pesos, equivalente a un aumento del 24 por ciento con respecto al precio del disponible, que cotiza a 2.450 pesos.
La soja no tuvo la baja que sí se produjo en maíz; en el caso de la soja disponible el cierre del miércoles en el Matba, post Usda, fue de 249,5 dólares, contra 250 del día anterior. Y en el caso de la soja nueva cosecha, el cierre para la posición mayo 2018, fue de 262,5 dólares, apenas 30 centavos por debajo de los 262,8 dólares de la jornada previa.
En conclusión, la fuerte baja registrada para la soja en Chicago, no se trasladó, hasta el momento de escribir esta columna, al mercado de soja en Argentina. Habrá que seguir ahora cómo evoluciona el clima en el midwest americano; temperatura y lluvias serán la clave para las próximas semanas.