Desde hace algunos años, la comercialización de los granos viene teniendo un cambio favorable para aquellos que tengan la posibilidad de diferenciarlos, y si existe la posibilidad de hacerlo a campo, aún mejor.
En la actualidad hay empresas que necesitan granos de calidades diferenciadas en trigo, cebada y soja, entre otros, y por esas calidades pagan un diferencial, según precisa el informe elaborado por los técnicos del Inta.
Las normas de comercialización de granos vigentes solo contemplan rebajas en el precio a partir de ciertos conceptos y no prevén bonificaciones por calidad.
A pesar de ello, el año pasado un comprador puntual en el mercado interno, la empresa Nidera, ofreció durante todo el año importantes bonificaciones por sojas con un contenido de proteína superior a 39,5 por ciento.
La escala que utilizó Nidera bonifica 10 dólares más por tonelada cuando la proteína va desde 38,5 a 38,9: si la proteína se encuentra entre 39 a 39,4 por ciento bonifica 15 dólares más por tonelada y cuando supera los 39,5 por ciento son 20 dólares más por tonelada.
Este año también algunos exportadores están realizando negocios puntuales con sobreprecio por contenido proteico. Esta operaciones se llevan a cabo en el norte del país, ya que en esa región se cumplen las condiciones para alcanzar la base proteica del grano requerida por el mercado.
Si se tiene en cuenta este ejemplo de bonificación, con un rendimiento promedio cercano a las tres toneladas por hectárea, implica 60 dólares más por hectárea solo por diferenciación de calidad.
En ensayos realizados por el equipo de Agricultura de Precisión del Inta Manfredi en la campaña 2014/15, con variedades que tienden a lograr altos contenidos de proteína y lotes bien manejados, se logró obtener calidad en granos con los parámetros de bonificación mencionados.
Estos resultados abren el abanico de respuestas en calidad que puede tener el cultivo de soja utilizando diferentes variedades, en distintas latitudes y en ambientes contrastantes dentro de un mismo lote. Con esto se afirma la posibilidad y la oportunidad de trabajar utilizando todas estas variables para poder segregar en función de la calidad que expresa el cultivo. Tanto en trigo como en cebada y en soja es posible empezar a pensar en manejar el cultivo no sólo con el objetivo de incrementar el potencial de rendimiento, sino también de mejorar o modificar los distintos parámetros de calidad con los que se comercializa o se cierra un contrato de venta.
Producir más proteína ya es negocio
Exportadores comienzan a pagar bonificaciones por mayor calidad en el grano de soja.
9 de octubre de 2015,