El Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) publicó un informe titulado "Importante mejora de la rentabilidad agrícola esperada bajo el nuevo escenario económico".
Se trata de un análisis elaborado por los investigadores Juan Manuel Garzón y Francisco Bullano en el que analizan el impacto de las medidas que favorecieron al agro tomadas por el Gobierno de Mauricio Macri y hacen una estimación teórica de cómo eso benefició el resultado para productores que alquilaron campos en las zonas de Marcos Juárez o Jesús María.
Fundamentos
Según los economistas, son tres las decisiones del nuevo gobierno que han modificado para bien la trayectoria del negocio agrícola en el ciclo 2015/2106: la liberación del mercado de cambios y suba del valor del dólar; la eliminación o reducción de impuestos a las exportaciones y la sustitución de los registros de exportación (ROE) por un esquema de declaraciones informativas.
“Los precios de los granos en el mercado interno respondieron favorablemente a las tres decisiones, en menor o mayor intensidad según los casos, siendo el maíz el producto más favorecido, luego el trigo y finalmente la soja, considerando los tres cultivos de mayor peso específico del país”, destaca el informe.
Y agrega: “De la mano de estas decisiones se observa una importante mejora en la rentabilidad esperada de la inversión agrícola en campos en arriendo, la que se encaminaba a tasas fuertemente negativas en el escenario de continuidad de la política económica llevada adelante por el anterior gobierno”.
Marcos Juárez
Para un productor que arrendó un campo en la zona más productiva de Córdoba, con un costo abonado al inicio de la campaña de 16 quintales por hectárea, el documento asegura que la rentabilidad esperada sobre activos (ROA), que se perfilaba en un 19 por ciento negativo en términos reales (descontando una inflación esperada del 25 por ciento), pasó a un 14 por ciento positivo, considerando un sistema de producción que incluye los tres cultivos principales (trigo, soja y maíz) y que distribuye el área con sesgo hacia la soja (33 por ciento para trigo y maíz, 66 por ciento soja, entre primera y segunda).
En tanto, si el maíz fuese el cultivo dominante (66 por ciento contra 33 por ciento de soja), el ROA se ubica en 22 por ciento positivo, sacando una brecha significativa respecto del planteo “más sojero”, que obedece a la mayor recuperación de precios del maíz a partir de la nueva política.
Estos números son, lógicamente, elaborados sobre la base de los rendimientos históricos de la zona. Las inundaciones que afectan a todo el sudeste es probable que afecten el cálculo.
Jesús María
Hacia el norte provincial, un campo arrendado a un costo de ocho quintales al inicio de ciclo, ahora arroja un ROA positivo del cinco por ciento en caso de que predomine la soja y 13 por ciento si el cultivo principal es el maíz. Antes de las medidas, esta región arrojaba una pérdida del 29 por ciento.